Confesión de Fe
1.- LAS SANTAS ESCRITURAS
Aunque la luz de la naturaleza y las obras de creación y de providencia manifiestan la bondad, sabiduría, y poder de Dios de tal manera que los hombres quedan sin excusa, (1) sin embargo, no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad que es necesario para la salvación; (2) por lo que le agradó a Dios en varios tiempos y de diversas maneras revelarse a si mismo y declarar su voluntad a su Iglesia; (3) y además, para conservar y propagar mejor la verdad y para el mayor consuelo y establecimiento de la Iglesia contra la corrupción de la carne, malicia de Satanás y del mundo, le agradó dejar esa revelación por escrito, (4) por todo lo cual las Santas Escrituras son muy necesarias, (5) y tanto más cuanto que han cesado ya los modos anteriores por los cuales Dios reveló su voluntad a su Iglesia. (6).
1). Romanos 2:14,15; Romanos 1:19,20; Salmos 19:1-3; Romanos 1:32 y 2:1
2). 1 Corintios 1:21 y 2:13,14.
3). Hebreos 1:1.
4). Lucas 1:3,4; Romanos 15:4; Mateo 4:4,7,10; Isaias 8:19,20; Proverbios 22:14-21.
5). 2 Timoteo 3:15; 2 Pedro 1:19.
6). Hebreos 1:1,2.
"El canon de 66 libros inspirados" fue dado por inspiración de Dios para que sean la regla de fe y de conducta. (1)
1). Lucas 16:29,31; Efesios 2:20; Apocalipsis 22:18,19; 2 Timoteo 3:16.
2.- DIOS Y LA SANTISIMA TRINIDAD
I. No hay sino un solo Dios, (1) el único viviente y verdadero, (2) quien es infinito en su ser y perfecciones; (3) espíritu purísimo, (4) invisible, (5) sin cuerpo, miembros (6) o pasiones; (7) inmutable, (8) inmenso, (9) eterno, (10) incomprensible, (11) todopoderoso, (12) sabio, (13) santo, (14) libre, (15) absoluto, (16) que hace todas las cosas según el consejo de su propia voluntad, que es inmutable y justisima (17) y para su propia gloria. (18) También Dios es amoroso, (19) benigno y misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad, perdonando toda iniquidad, transgresión y pecado, (20) galardonador de todos los que le buscan con diligencia, (21) y sobre todo muy justo y terrible en sus juicios, (22) que odia todo pecado (23) y que de ninguna manera dará por inocente al culpable, (24).
1). Deuteronomio 6:4; 1 Corintios 8:4,6. 2). 1 Tesalonicenses 1:9; Jeremías 10:10.
3). Job 11:7-9 y 26:14. 4). Juan 4:24.
5). 1 Timoteo 1:17. 6). Deuteronomio 4:15,16; Lucas 24:39; Juan 4:24.
7). Hechos 14:11,15. 8). Santiago 1:17; Malaquías 3:6.
9). 1 Reyes 8:27; Jeremías 23:23,24. 10). Salmos 90:2; 1 Timoteo 1:17.
11). Salmos 145:3. 12). Génesis 17:1; Apocalipsis 4:8.
13). Romanos 16:27. 14). Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8.
15). Salmos 115:3. 16). Exodo 3:14.
17). Efesios 1:11. 18). Proverbios 16:4; Romanos 11:36.
19). 1 Juan 4:8,16. 20). Exodo 34:6,7.
21). Hebreos 11:6. 22). Nehemías 9:32,33.
23). Salmos 5:5,6. 24). Nehemías 1:2,3; Exodo 34:7.
II. Dios posee en si mismo y por si mismo toda vida, (1) gloria, (2) bondad (3) y bienaventuranza; (4) es suficiente en todo, en si mismo y respecto a si mismo, no teniendo necesidad de ninguna de las criaturas que El ha hecho, (5) ni derivando ninguna gloria de ellas, (6) sino que solamente manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas y sobre ellas. El es la única fuente de todo ser, de quien, por quien y para quien son todas las cosas, (7) teniendo sobre ellas el más soberano dominio, y, haciendo por ellas, para ellas y sobre ellas toda su voluntad. (8) Todas las cosas están abiertas y manifiestas delante de su vista; (9) su conocimiento es infinito, infalible e independiente de toda criatura, (10) de modo que para El no hay ninguna cosa contingente o incierta. (11) Es santisimo en todos sus consejos, en todas sus obras y en todos sus mandatos. (12) A El son debidos todo culto, adoración, servicio y obediencia que tenga a bien exigir de los ángeles, de los hombres y de toda criatura. (13)
1). Juan 5:26 2). Hechos 7:2
3). Salmos 119:68 4). 1 Timoteo 6:15; Romanos 9:5
5). Hechos 17:24,25 6). Job 22:2,3
7). Romanos 11:36 8). Apocalipsis 4:11; Daniel 4:25,35; 1 Timoteo 6:15
9). Hebreos 4:13 10). Romanos 11:33,34; Salmos 147:5
11). Hechos 15:18; Ezequiel 11:5 12). Salmos 145:17; Romanos 7:12
13). Apocalipsis 5:12-14
III. En la unidad de la Divinidad hay tres personas de una sustancia, poder y eternidad; Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. (1) El Padre no es engendrado ni procede de nadie; el Hijo es eternamente engendrado del Padre, (2) y el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo. (3)
1). 1 Juan 5:7; Mateo 3:16,17 y 28:19; 2 Corintios 13:14. 2). Juan 1:14,18.
3). Juan 15:26; Gálatas 4:6.
3.- EL DECRETO ETERNO DE DIOS
I. Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordeno libre e inalterablemente todo lo que sucede. (1) Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del pecado (2), ni hace violencia al libre albedrío de sus criaturas, ni quita la libertad ni contingencia de las causas secundarias, sino más bien las establece. (3)
1). Efesios 1:11; Romanos 11:33, 9:15,18; Hebreos 6:17. 2). Santiago 1:13,17; 1 Juan 1:5.
3). Hechos 2:23; 4:27-28; Mateo 17:12; Juan 19:11; Proverbios 16:33.
II. Aunque Dios sabe todo lo que puede suceder en toda clase de supuestas condiciones, (1) sin embargo, nada decreto porque lo preveía como futuro o como cosa que sucedería en circunstancias dadas.(2)
1). Hechos 15:18; 1 Samuel 23:11-12; Mateo 11:21,23. 2). Romanos 9:11,13,16,18.
IV. Estos hombres y ángeles así predestinados y preordenados están designados particular e inalterablemente, y su número es tan cierto y definido que ni se puede aumentar ni disminuir. (1)
1). 2 Timoteo 2:19; Juan 13:18.
V. A aquellos que Dios ha predestinado para vida desde antes que fuesen puestos los fundamentos del mundo, conforme a su eterno e inmutable propósito y al consejo y beneplácito secreto de su propia voluntad, los ha escogido en Cristo para la gloria eterna. (1) Dios los ha predestinado por su libre gracia y puro amor, sin previsión de su fe o buenas obras, de su perseverancia en ellas o de cualquiera otra cosa en la criatura como condiciones o causas que le muevan a predestinarlos; (2) y lo ha hecho todo para alabanza de su gloriosa gracia. (3)
1). Efesios 1:4,9,11; Romanos 8:30; 2 Timoteo 1:9; 1 Tesal. 5:9. 2). Romanos 9:11,13,16; Efesios 1:4,9.
3). Efesios 1:6,12.
VI. Así como Dios ha designado a los elegidos para la gloria, de la misma manera, por el propósito libre y eterno de su voluntad, ha preordenado también los medios para ello. (1) Por tanto, los que son elegidos, habiendo caído en Adán, son redimidos por Cristo, (2) y en debido tiempo eficazmente llamados a la fe en Cristo por el Espíritu Santo; son justificados, adoptados, santificados, (3) y guardados por su poder, por medio de la fe, para salvación, (4) Nadie más será redimido por Cristo, eficazmente llamado, justificado, adoptado, santificado y salvado, sino solamente los elegidos. (5)
1). 1 Pedro 1:2; Efesios 1:4,5; 2:10; 2 Tesal. 2:13. 2). 1 Tesal. 5:9,10; Tito 2:14.
3). Romanos 8:30; Efesios 1:5; 2 Tesal. 2:13. 4). 1 Pedro 1:5.
5). Juan 17:9; Romanos 8:28-39; Juan 6:64,65; 8:47 y 10:26; 1 Juan 2:19.
VII. Respecto a los demás hombres, Dios ha permitido, según el consejo inescrutable de su propia voluntad, por el cual otorga su misericordia o deja de hacerlo según quiere, para la gloria de su poder soberano sobre todas las criaturas, pasarles por alto y ordenarlos a deshonra y a ira a causa de sus pecados, para alabanza de la justicia gloriosa de Dios. (1)
1). Mateo 11:25,26; Romanos 9:17,18,21,22; 2 Timoteo 2:19,20; Judas 4; 1 Pedro 2:8.
VIII. La doctrina de este alto misterio de la predestinación debe tratarse con especial prudencia y cuidado, (1) para que los hombres al atender la voluntad de Dios revelada en su Palabra, y al ceder obediencia a ella, puedan por la certeza de su llamamiento eficaz estar seguros de su elección eterna. (2) De esta manera esta doctrina proporcionará motivos de alabanza, reverencia y admiración a Dios; (3) y humildad, diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente
obedecen al evangelio. (4)
1). Romanos 9:20 y 11:33; Deuteronomio 29:29. 2). 2 Pedro 1:10.
3). Efesios 1:6; Romanos 11:33. 4). Romanos 11:5,6,20 y 8:33; Lucas 10:20; 2 Pedro 1:10.
4.- LA CAIDA DEL HOMBRE, DEL PECADO Y DE SU CASTIGO
I. Nuestros primeros padres, seducidos por la sutileza y tentación de Satanás, pecaron al comer del fruto prohibido. (1) Quiso Dios, conforme a su sabio y santo propósito, permitir este pecado habiendo propuesto ordenarlo para su propia gloria. (2)
1). Génesis 3:13; 2 Corintios 11:3. 2). Romanos 11:32.
II. Por este pecado cayeron de su rectitud original y perdieron la comunión con Dios, (1) y por tanto quedaron muertos en el pecado, (2) y totalmente corrompidos en todas las facultades y partes del alma y del cuerpo. (3)
1). Génesis 3:6-8; Eclesiastés 7:29; Romanos 3:23. 2). Génesis 2:17; Efesios 2:1.
3). Tito 1:15; Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Romanos 3:10-18.
III. Siendo ellos el tronco de la raza humana, la culpa de este pecado les fue imputada, (1) y la misma muerte en el pecado y la naturaleza corrompida se transmitieron a la posteridad que desciende de ellos según la generación ordinaria. (2)
1). Hechos 17:26 con Romanos 5:12, 15-19 y 1 Corintios 15:21,22,49; Génesis 1:27,28; Génesis 2:16,17.
2). Salmos 51:5; Génesis 5:3; Job 14:4 y 15:14.
IV. De esta corrupción original, por la cual estamos completamente impedidos, incapaces y opuestos a todo bien, (1) y enteramente inclinados a todo mal, (2) proceden todas nuestras transgresiones actuales. (3)
1). Romanos 5:6, 8:7 y 7:18; Colosenses 1:21. 2). Génesis 6:5; Génesis 8:21; Romanos 3:10-12.
3). Santiago 1:14,15; Mateo 15:19; Efesios 2:2,3.
V. Esta corrupción de naturaleza permanece durante esta vida en aquellos que son regenerados; (1) y, aun cuando sea perdonada y amortiguada por medio de la fe en Cristo, sin embargo, ella, y todos los efectos de ella, son verdadera y propiamente pecado. (2)
1). 1 Juan 1:8,10; Romanos 7:14,17,18,23; Santiago 3:2; Proverbios 20:9; Eclesiastés 7:20.
2). Romanos 7:5,7,8,25; Gálatas 5:17.
VI. Todo pecado, ya sea original o actual, siendo una transgresión de la justa ley de Dios y contrario a ella, (1) por su propia naturaleza trae culpabilidad sobre el pecador, (2) por lo que este queda bajo la ira de Dios, (3) y de la maldición de la ley, (4) y por lo tanto sujeto a la muerte, (5) con todas las miserias espirituales, (6) temporales (7) y eternas. (8)
1). 1 Juan 3:4. 2). Romanos 2:15; Romanos 3:9,19.
3). Efesios 2:3. 4). Gálatas 3:10.
5). Romanos 6:23. 6). Efesios 4:18.
7). Lamentaciones 3:39; Romanos 7:20. 8). Mateo 25:41; 2 Tesalonisenses 1:9.
5.- CRISTO, EL MEDIADOR
I. Agradó a Dios en su propósito eterno, escoger y ordenar al Señor Jesús, su unigénito Hijo, para que fuera el Mediador entre Dios y el hombre; (1) Profeta, (2) Sacerdote (3) y Rey; (4) el Salvador y Cabeza de su Iglesia; (5) el Heredero de todas las cosas, (6) y Juez de todo el mundo; (7) desde la eternidad le dio Dios un pueblo que fuera su simiente (8) y para que, a debido tiempo, lo redimiera, llamara, justificara, santificara y glorificara. (9)
1). Isaías 42:1; 1 Pedro 1:19,20; Juan 3:16; 1 Timoteo 2:5. 2). Hechos 3:22.
3). Hebreos 5:5,6. 4). Salmos 2:6; Lucas 1:33.
5). Efesios 5:23. 6). Hebreos 1:2.
7). Hechos 17:31. 8). Juan 17:6; Salmos 22:30; Isaías 53:10.
9). 1 Timoteo 2:6; Isaías 55:4,5; 1 Corintios 1:30.
II. El Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, igual y de una sustancia con el Padre, habiendo llegado la plenitud del tiempo, tomo sobre si la naturaleza humana (1) con todas sus propiedades esenciales y con sus debilidades comunes, mas sin pecado. (2) Fue concebido por el poder del Espíritu Santo en el vientre de la virgen María, de la sustancia de ella. (3) Así que, dos naturalezas completas, perfectas y distintas, la divina y humana, se unieron inseparablemente en una persona, pero sin conversión composición o confusión alguna. (4) Esta persona es verdadero Dios y verdadero hombre, un solo Cristo, el único mediador entre Dios y el hombre (5).
1). Juan 1:1,14; 1 Juan 5:20; Filipenses 2:6; Gálatas 4:4. 2). Hebreos 2:14,16,17 y 4:15.
3). Lucas 1:27,31,35; Gálatas 4:4. 4). Lucas 1:35; Col.2:9; Ro.9:5; 1 Timoteo 3:16; 1 Pedro 3:18.
5). Romanos 1:3,4; 1 Timoteo 2:5.
III. El Señor Jesús, en su naturaleza humana unida así a la divina, fue ungido y santificado con el Espíritu Santo sobre toda medida, (1) y posee todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, (2) pues agrado al Padre que en él habitase toda plenitud, (3) a fin de que siendo santo, inocente, inmaculado, lleno de gracia y de verdad, (4) fuese del todo apto para desempeñar el oficio de un mediador y fiador. (5) Cristo no tomo por si mismo este oficio, sino que fue llamado para ello por su Padre, (6) quien puso en sus manos todo juicio y poder, y le mando que desempeñara tal oficio. (7)
1). Salmos 45:7; Juan 3:34. 2). Colosenses 2:3.
3). Colosenses 1:19. 4). Hebreos 7:26 y Juan 1:14
5). Hechos 10:38; Hebreos 12:24 y 7:22. 6). Hebreos 5:4,5
7). Juan 5:22,27; Mateo 28:18; Hechos 2:36.
IV. El Señor Jesús, con la mayor voluntad tomo para si este oficio, (1) y para desempeñarlo, fue puesto bajo la ley, (2) la que cumplió perfectamente; (3) padeció los más crueles tormentos directamente en su alma (4) y los más dolorosos sufrimientos en su cuerpo; (5) fue crucificado y murió, (6) fue sepultado y permaneció bajo el poder de la muerte, aun cuando no vio corrupción. (7) Al tercer día se levanto de entre los muertos (8) con el mismo cuerpo que tenía cuando sufrió, (9) con el cual también ascendio al cielo y allí está sentado a la diestra del padre, (10) intercediendo, (11) y cuando sea el fin del mundo volverá para juzgar a los hombres y a los ángeles. (12)
1). Salmos 40:7,8 con Hebreos 10:5,10; Filipenses 2:8; Juan 10:18. 2). Gálatas 4:4.
3). Mateo 3:15 y 5:17. 4). Mateo 26:37,38 y 27:46; Lucas 22:44.
5). Mateo 26,27. 6). Filipenses 2:8.
7). Hechos 2:23,24,27 y 13:37; Romanos 6:9. 8). 1 Corintios 15:3,4.
9). Juan 20:25,27. 10). Marcos 16:19.
11). Ro.8:34; Hebreos 9:24 y Hebreos 7:25. 12). Ro.14:9,10; Hch.1:11; 10:42; Mt.13:40-42; Jud.6; 2 Pedro 2:4
V. El Señor Jesucristo, por su perfecta obediencia y por el sacrificio de si mismo que ofreció una sola vez por el Espíritu eterno de Dios, ha satisfecho plenamente a la justicia de su Padre, (1) y compro para aquellos que éste le había dado, no solo la reconciliación, sino también una herencia eterna en el reino de los cielos. (2)
1). Romanos 5:19 y 3:25,26; Hebreos 9:14,16 y 10:14; Efesios 5:2.
2). Efesios 1:11,14; Juan 17:2; Hebreos 9:12,15; Daniel 9:24,26; Colosenses 1:19,20.
VI. Aún cuando la obra de la redención no fue consumada por Cristo sino hasta después de su encarnación, sin embargo, la virtud, la eficacia y los beneficios de ella, fueron comunicados a los elegidos en todas las épocas transcurridas desde el principio del mundo en y por medio de las promesas, tipos y sacrificios, en los cuales Cristo fue revelado y señalado como la simiente de la mujer que heriría a la serpiente en la cabeza, y como el cordero inmolado desde el principio del mundo, siendo él, el mismo ayer, hoy y siempre. (1)
1. Gálatas 4:4,5; Génesis 3:15; Apocalipsis 13:8; Hebreos 13:8.
VII. Cristo en la obra de mediación, actúa conforme a ambas naturalezas, haciendo por medio de cada naturaleza lo que es propio de ella; (1) aunque por razón de la unidad de la persona, lo que es propio de una naturaleza, algunas veces se atribuye en la Escritura a la persona dominada por la otra naturaleza. (2)
1). 1 Pedro 3:18; Hebreos 9:14. 2. Hechos 20:28; Juan 3:13; 1 Juan 3:16.
VIII. A todos aquellos para quienes Cristo compro redención, les aplica y comunica cierta y eficazmente la misma; (1) intercediendo por ellos (2) revelándolos en la palabra y por medio de ella los misterios de la salvación; (3) persuadiéndoles eficazmente por su Espíritu a creer y a obedecer; y gobernando sus corazones por su palabra y Espíritu, (4) venciendo a todos sus enemigos por su gran poder y sabiduría, de tal manera y forma que sea más de acuerdo con su maravillosa e inescrutable dispensación. (5)
1). Juan 6:37,39 y 10:15,16. 2). 1 Juan 2:1,2; Romanos 8:34.
3). Juan 15:13,15 y 17:6; Efesios 1:7-9. 4). 2 Corintios 4:13; Romanos 8:9,14;15:18,19; Juan 17:17;14:16
5). Salmos 110:1; 1 Corintios 15:25,26; Malaquías 4:2,3; Colosenses 2:15.
6.- EL LLAMAMIENTO EFICAZ
I. A todos aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, y a ellos solamente, le agrada en su tiempo señalado y aceptado, llamar eficazmente (1) por su palabra y Espíritu, (2) fuera del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza, a la gracia y salvación por Jesucristo; (3) iluminando espiritual y salvadoramente su entendimiento, a fin de que comprendan las cosas de Dios; (4) quitándoles el corazón de piedra y dándoles uno de carne; (5) renovando sus voluntades y por su potencia todopoderoso, induciéndoles hacia aquello que es bueno, (6) y trayéndoles eficazmente a Jesucristo; (7) de tal manera que ellos vienen con absoluta libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios la voluntad de hacerlo. (8)
1). Romanos 8:30 y 11:7; Efesios 1:10,11. 2). 2 Tesalonicenses 2:13,14; 2 Corintios 3:3,6.
3). Romanos 8:2; 2 Timoteo 1:9,10; Efesios 2:1-5. 4). Hechos 26:18; 1 Corintios 2:10,12; Efesios 1:17,18.
5). Ezequiel 36:26. 6). Ezequiel 11:19; 36.27; Filipenses 2:13; Deuteronomio 30:6
7). Efesios 1:19; Juan 6:44,45. 8). Cantares 1:4; Salmos 110:3; Juan 6:37; Romanos 6:16-18.
II. Este llamamiento eficaz es solamente de la libre y especial gracia de Dios y de ninguna otra cosa prevista en el hombre; (1) el cual es en esto enteramente pasivo, hasta que siendo vivificado y renovado por el Espíritu Santo, (2), es capacitado por medio de esto para responder a este llamamiento y para recibir la gracia ofrecida y trasmitida en él. (3)
1). 2 Timoteo 1:9; Tito 3:4,5; Romanos 9:11; Efesios 2:4,5,8,9. 2). 1 Corintios 2:14; Romanos 8:7; Efesios 2:5.
3). Juan 6:37; Ezequiel 36:27; Juan 5:25.
III. Los niños elegidos que mueren en la infancia, son regenerados y salvados por Cristo por medio del Espíritu, (1) quien obra cuando, donde y como quiere. (2) En la misma condición están todas las personas elegidas que sean incapaces de ser llamadas externamente por el ministerio de la palabra. (3)
1). Lucas 18:15,16; Hechos 2:38,39; Juan 3:3,5; 1 Juan 5:12; Romanos 8:9 (comparados).
2). Juan 3:8.
3). 1 Juan 5:12; Hechos 4:12.
IV. Los otros no elegidos, aunque sean llamados por el ministerio de la palabra (1) y tengan algunas de las operaciones comunes del Espíritu, (2) sin embargo nunca vienen verdaderamente a Cristo, y por lo tanto no pueden ser salvos; (3) mucho menos pueden los hombres que no profesan la religión cristiana ser salvos de otra manera, aun cuando sean diligentes en ajustar sus vidas a la luz de la naturaleza y a la ley de la religión que profesan; (4) y el afirmar y sostener que lo pueden lograr así, es muy pernicioso y detestable. (5)
1). Mateo 22:14. 2). Mateo 7:22 y 13:20,21; Hebreos 6:4,5.
3). Juan 6:64-66 y 8::24. 4). Hch.4:12; Jn.14:6; Efesios 2:12; Juan 4:22 y 17:3
5). 2 Juan 9-11; 1 Corintios 16:22; Gálatas 1:6-8.
7.- LA JUSTIFICACION
I. A los que Dios llama de una manera eficaz, también justifica gratuitamente, (1) no infundiendo justicia en ellos sino perdonándolos sus pecados, y contando y aceptando sus personas como justas; no por algo obrado en ellos o hecho por ellos, sino solamente por causa de Cristo; no por imputarles la fe misma, ni el acto de creer, ni alguna otra obediencia evangélica como su justicia, sino imputándoles la obediencia y satisfacción de Cristo (2) y ellos por la fe, le reciben y descansan en el y en su justicia. Esta fe no la tienen de ellos mismos. Es un donde e Dios. (3)
1). Romanos 8:30 y 3:24.
2). Ro.4:5-8;5:17-19; 3:22,24,25,27,28; 2 Corintios 5:19,21; Tito 3:5,7; Efesios 1:7; Jeremías 23:6; 1 Corintios 1:30,3
3). Hechos 10:44; Gálatas 2:16; Filipenses 3:9; Hechos 13:38,39; Efesios 2:7,8.
II. La fe, que así recibe a Cristo y descansa en El y en su justicia, es el único instrumento de justificación; (1) aunque no está sola en la persona justificada, sino que siempre va acompañada por todas las otras gracias salvadoras, y no es fe muerta, sino que obra por amor. (2)
1). Juan 1:12; Romanos 3:28 y 5:1. 2). Santiago 2:17,22,26; Gálatas 5:6.
III. Cristo, por su obediencia y muerte, saldo totalmente la deuda de todos aquellos que así son justificados, e hizo una apropiada, real y completa satisfacción a la justicia de su Padre en favor de ellos. (1) Sin embargo, por cuanto Cristo fue dado por el Padre para los justificados (2) y su obediencia y satisfacción fueron aceptadas en su lugar, (3) y ambas gratuitamente; no porque hubiera alguna cosa en ellos, su justificación es solamente de pura gracia; (4) para que las dos, la exacta justicia y la rica gracia de Dios, puedan ser glorificadas en la justificación de los pecadores. (5)
1). Romanos 5:8-10,19; 1 Timoteo 2:5,6; Hebreos 10:10,14; Daniel 9:24,26; Isaías 53:4-6, 10-12.
2). Romanos 8:32.
3). 2 Corintios 5:21; Mateo 3:17; Efesios 5:2.
4). Romanos 3:24; Efesios 1:7.
5). Romanos 3:26; Efesios 2:7.
IV. Desde la eternidad, Dios decreto justificar a todos los elegidos; (1) y en el cumplimiento del tiempo, Cristo murió por sus pecados, y resucito para su justificación. (2) Sin embargo, ellos no son justificados sino hasta que Cristo les es realmente aplicado, por el Espíritu Santo, en el debido tiempo. (3)
1). Gálatas 3:8; 1 Pedro 1:2,19,20; Romanos 8:30. 2). Gálatas 4:4; 1 Timoteo 2:6; Romanos 4:25.
3). Colosenses 1:21,22; Gálatas 2:16; Tito 3:4-7.
V. Dios continua perdonando los pecados de aquellos que son justificados; (1) y aunque ellos nunca pueden caer del estado de justificación, (2) sin embargo pueden, por sus pecados, caer bajo el desagrado paternal de Dios y no tener la luz de su rostro restaurada sobre ellos hasta que se humillen, confiesen sus pecados, pidan perdón y renueven su fe y su arrepentimiento. (3)
1). Mateo 6:12; 1 Juan 1:7,9 y 2:1,2. 2). Lucas 22:32; Juan 10:28; Hebreos 10:14.
3). Salmos 89:31-33; 51:7-12 y 32:5; Mateo 26:75; 1 Corintios 11:30,32; Lucas 1:20.
VI. La justificación de los creyentes bajo el Antiguo Testamento era, en todos estos respectos, una y la misma con la justificación de los creyentes bajo el Nuevo Testamento. (1)
1). Gálatas 3:9,13,14; Romanos 4:22-24; Hebreos 13:8.
8.- LA SANTIFICACION
I. Aquellos que son llamados eficazmente y regenerados, teniendo creados un nuevo corazón y un nuevo espíritu en ellos, son además santificados real y personalmente por medio de la virtud de la muerte y la resurrección de Cristo, (1) por su Palabra y Espíritu que mora en ellos; (2) el dominio del pecado sobre el cuerpo entero es destruido, (3) y las diversas concupiscencia de él son debilitadas y mortificadas más y más, (4) y los llamados son más y más fortalecidos y vivificados en todas las gracias salvadoras, (5) para la práctica de la verdadera santidad, sin la cual ningún hombre verá al Señor. (6)
1). 1 Corintios 6:11; Hechos 20:32; Filipenses 3:10; Romanos 6:5,6. 2). Juan 17:17; Efesios 5:26; 2 Tesalonisenses 2:13
3). Romanos 6:6,14. 4). Gálatas 5:24; Romanos 8:13.
5). Colosenses 1:11; Efesios 3:16-19. 6). 2 Corintios 7:1; Hebreos 12:14.
II. Esta santificación se efectúa en todo hombre, (1) aunque es incompleta en esta vida. Todavía quedan algunos remanentes de corrupción en todas partes, (2) de donde surge una continua e irreconciliable batalla; la carne lucha contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne. (3)
1). 1 Tesalonicenses 5:23. 2). 1 Juan 1:10; Romanos 7:18,23; Filipenses 3:12
3). Gálatas 5:17; 1 Pedro 2:11.
III. En dicha batalla, aunque la corrupción que aún queda puede prevalecer mucho por algún tiempo, (1) sin embargo, a través del continuo suministro de fuerza de parte del Espíritu Santificador de Cristo, la parte regenerada triunfa: (2) y así crecen en gracia los santos, (3) perfeccionando la santidad en el temor de Dios. (4)
1). Romanos 7:23. 2). Romanos 6:14; 1 Juan 5:4; Efesios 4:15,16.
3). 2 Pedro 3:18; 2 Corintios 3:18. 4). 2 Corintios 7:1
9.- EL ARREPENTIMIENTO PARA VIDA
I. El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica, (1) y esta doctrina referente a ella debe ser predicada por cada ministro del Evangelio, tanto como la de fe en Cristo. (2)
1). Hechos 11:18; Zacarías 12:10. 2). Lucas 24:47; Marcos 1:15; Hechos 20:21.
II. Al arrepentirse, un pecador se aflige por sus pecados y los odia, movido no sólo por la vista y el sentimiento del peligro, sino también por lo inmundo y odioso de ellos que son contrarios a la santa naturaleza y a la justa ley de Dios. Y al comprender la misericordia de Dios en Cristo para los que están arrepentidos, se aflige y odia sus pecados, de manera que se vuelve de todos ellos hacia Dios, (1) proponiéndose y esforzándose para andar con él en todos los caminos de sus mandamientos. (2)
1). Ezequiel 18:30,31;36:31; Isaías 30:22; Salmos 51:4; 119,128; Jeremías 31:18,19; Joel 2:12,13; Amós 5:15; 2 Co.7:11.
2). Salmos 119:6,59,106; Lucas 1:6; 2 Reyes 23:25.
III. Aún cuando no debe confiarse en el arrepentimiento como una satisfacción por el pecado o una causa de perdón para este, (1) ya que el perdón es un acto de la pura gracia de Dios en Cristo; (2) sin embargo, es de tanta necesidad para todos los pecadores que ninguno puede esperar perdón sin arrepentimiento. (3).
1). Ezequiel 36:31,32 y 16:61-63. 2). Oseas 14:2,4; Romanos 3:24; Efesios 1:7.
3). Lucas 13:3,5; Hechos 17:30,31.
IV. Así como no hay pecado tan pequeño que no merezca la condenación, (1) así tampoco ningún pecado es tan grande que pueda condenar a los que se arrepienten verdaderamente.
1). Romanos 6:23 y 5:12; Mateo 12:36. 2). Isaías 55:7 y 1:16,18; Romanos 8:1.
V. Los hombres no deben quedar satisfechos con un arrepentimiento general de sus pecados, sino que es el deber de todo hombre procurar arrepentirse específicamente de sus pecados específicos. (1)
1). Salmos 19:13; Lucas 19:8; 1 Timoteo 1:13,15.
VI. Todo hombre está obligado a confesar privadamente sus pecados a Dios, orando por el perdón de ellos; (1) al confesarlos y al apartarse de ellos hallará misericordia. (2) Así también el que escandaliza a su hermano o a la Iglesia de Cristo, debe estar dispuesto a declarar su arrepentimiento a los ofendidos, (3) por medio de una confesión pública o privada, con tristeza por su pecado. Los ofendidos deberán entonces reconciliarse con él y recibirlo en amor. (4)
1). Salmos 32:5,6; 51:4,5,7,9,14. 2). Proverbios 28:13; 1 Juan 1:9.
3). Santiago 5:16; Lucas 17:3,4; Josué 7:19; Salmos 51. 4). 2 Corintios 2:8.
10.- LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS
I. A quienes Dios ha aceptado en su Amado, y que han sido llamados eficazmente y santificados por su Espíritu, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente han de perseverar en él hasta el fin, y serán salvados eternamente. (1)
1). Filipenses 1:6; 2 Pedro 1:10; Juan 10:28,29; 1 Juan 3:9; 1 Pedro 1:5,9.
II. Esta perseverancia de los santos depende no de su propio libre albedrío, sino de la inmutabilidad del decreto de elección, que fluye del amor gratuito e inmutable de Dios el Padre; (1) de la eficacia del mérito y de la intercesión de Jesucristo; (2) de la morada del Espíritu, y de la simiente de Dios que está en los santos; (3) y de la naturaleza del pacto de gracia, (4) de todo lo cual surge también la certeza y la infalibilidad de la perseverancia. (5)
1). 2 Timoteo 2:18,19; Jeremías 31:3. 2). He.10:10,14; 13:20,21; 7:25; 9:12-15; Jn.17:11,24; Ro.8:33-39; Lc.22:32
3). Juan 14:16,17; 1 Juan 2:27 y 3:9. 4). Jeremías 32:40.
5). 2 Tesalonicenses 3:3; 1 Juan 2:19; Juan 10:28.
III. No obstante esto, es posible que los creyentes, por las tentaciones de Satanás y del mundo, por el predominio de la corrupción que queda en ellos, y por el descuido de los medios para su preservación caigan en pecados graves; (1) y por algún tiempo permanezcan el ellos; (2) por lo cual atraerán el desagrado de Dios; (3) contristarán a su Espíritu Santo; (4) se verán excluidos en alguna medida de sus gracias y consuelos; (5) tendrán sus corazones endurecidos; (6) y sus conciencias heridas; (7) lastimarán y escandalizarán a otros, (8) y atraerán sobre sí juicios temporales. (9)
1). Mateo 26:70,72,74. 2). Salmos 51:14.
3). Isaías 64:5,7,9; 2 Samuel 11:27. 4). Efesios 4:30.
5). Salmos 51:8,10,12; Apocalipsis 2:4; Cantares 5:2,3,4,6. 6). Marcos 6:52 y 16:14; Isaías 63:17.
7). Salmos 32:3,4 y 51:8. 8). 2 Samuel 12:14.
9). Salmos 89:31,32; 1 Corintios 11:32.
11.- LA ADORACIÓN RELIGIOSA
I. La luz de la naturaleza muestra que hay un Dios que tiene señorío y soberanía sobre todo; es bueno y hace bien a todos; y que, por tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, creído, y servido, con toda el alma con todo el corazón y con todas las fuerza. (1) Pero el modo aceptable de adorar al verdadero Dios es instituido por EL mismo, y está tan limitado por su propia voluntad revelada, que no se debe adorar a Dios conforme a las imaginaciones e invenciones de los hombres o a las sugerencias de Satanás, bajo ninguna representación visible o en ningún otro modo no prescrito en las Santas Escrituras. (2)
1). Romanos 1:20; 10:12; Hechos 17:24; Salmos 18:3; 31:23; 62:8; 119:68; Jeremías 10:7; Josué 24:14; Marcos 12:33.
2). Deuteronomio 12:32; 4:15-20; Mateo 15:9; 4:9,10; Hechos 17:25; Exodo 20:4-6; Colosenses 2:23.
II. La adoración religiosa ha de darse a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y a El solamente; (1) no a los ángeles, ni a los santos, ni a ninguna otra criatura; (2) y desde la caída, no sin algún Mediador; ni por la mediación de ningún otro, sino solamente de Cristo. (3)
1). Juan 5:13; 2 Corintios 13:14; Mateo 4:10. 2). Colosenses 2:18; Apocalipsis 19:10; Romanos 1:25.
3). Juan 14:6; 1 Timoteo 2:5; Efesios 2:18; Colosenses 3:17.
III. Siendo la oración como acción de gracias una parte especial de la adoración religiosa, (1) la exige Dios de todos los hombres, (2) y para que pueda ser aceptada debe hacerse en el nombre del Hijo, (3) con la ayuda del Espíritu, (4) conforme a su voluntad, (5) con entendimiento, reverencia, humildad, fervor, fe, amor y perseverancia; (6) y si se hace oralmente, en una lengua conocida. (7)
1). Filipenses 4:6. 2). Salmos 65:2.
3). Juan 14:13,14; 1 Pedro 2:5. 4). Romanos 8:26.
5). 1 Juan 5:14. 6). Sal.47:7; Ecl.5:1,2; He.12:28; Gén.18:27;Stg.5:16;1:6,7; Ef.6:18; Mar.11:24; Mt.6:12,14,15; Col.4:2.
7). 1 Corintios 14:14.
IV. La oración ha de hacerse por cosas lícitas, (1) y a favor de toda clase de hombres que ahora viven, o que vivirán después; (2) pero no de los muertos (3) ni de aquellos de quienes se pueda saber que hayan cometido el pecado de muerte. (4)
1). 1 Juan 5:14. 2). 1 Timoteo 2:1,2; Juan 17:20; 2 Samuel 7:29; Rut 4:12.
3). 2 Samuel 12:21-23; Lucas 16:25,26; Apocalipsis 14:13. 4). 1 Juan 5:16.
V. La lectura de las Escrituras con temor reverencial; (1) la sólida predicación, (2) y el escuchar conscientemente la palabra, en obediencia a Dios, con entendimiento, fe y reverencia; (3) el cantar salmos con gracia en el corazón; (4) y también la debida administración y la recepción digna de los sacramentos instituidos por Cristo; todas estas cosas son parte de la adoración religiosa ordinaria a Dios; (5) y además, los juramentos religiosos, (6) los votos, (7) los ayunos solemnes, (8) y las acciones de gracias en ocasiones especiales, (9) han de usarse, en sus tiempos respectivos, de una manera santa y religiosa. (10)
1). Hechos 15:21; Apocalipsis 1:3. 2). 2 Timoteo 4:2.
3). Santiago 1:22; Hechos 10:33; Hebreos 4:2; Mateo 13:19; Isaías 66:2. 4). Col.3:16; Efesios 5:19; Santiago 5:13
5). Mateo 28:19; Hechos 2:42; 1 Corintios 11:23-29. 6). Deuteronomio 6:13; Nehemías 10:29.
7). Eclesiastés 5:4,5; Isaías 19:21. 8). Joel 2:12; Mt.9:15; 1 Co.7:5; Ester 4:16
9). Salmos 107; Ester 9:22. 10). Hebreos 12:28.
VI. Ahora bajo el Evangelio, ni la oración ni ninguna otra parte de la adoración religiosa están limitados a un lugar, ni son más aceptables por el lugar en que se realizan, o hacia el cual se dirigen; (1) sino que Dios ha de ser adorado en todas partes (2) en espíritu y en verdad; (3) tanto en lo privado en las en las familias (4) diariamente, (5) y en secreto cada uno por sí mismo; (6) así como de una manera más solemne en las reuniones públicas, las cuales no han de descuidarse ni abandonarse voluntariamente o por negligencia, cuando Dios por su palabra y providencia nos llama a ellas. (7)
1). Juan 4:21. 2). Malaquías 1:11; 1 Timoteo 2:8.
3). Juan 4:23,24. 4). Jer.10:25; Deuteronomio 6:6,7; Job 1:5; 2 Samuel 6:18-20; 1 Pedro 3:7; Hch.10:2
5). Mateo 6:11. 6). Mateo 6:6; Efesios 6:18.
7). Isaías 56:6,7; Hebreos 10:25; Proverbios 1:20,21,24; 8:34; Hechos 13:42; Lucas 4:16; Hechos 2:42
12.- EL MATRIMONIO
I. El matrimonio ha de ser entre un hombre y una mujer; no es lícito para ningún hombre tener más de una esposa, ni para ninguna mujer tener más de un marido, al mismo tiempo. (1)
1). Génesis 2:24; Mateo 19:5,6; Proverbios 2:17.
II. El matrimonio fue instituido para la mutua ayuda de esposo y esposa; (1) para multiplicar la raza humana por generación legítima y la iglesia con una simiente santa, (2) y para prevenir la impureza. (3)
1). Génesis 2:18. 2). Malaquías 2:15.
3). 1 Corintios 7:2,9.
III. Es lícito para toda clase de personas casarse con quien sea capaz de dar su consentimiento con juicio; (1) sin embargo, es deber de los cristianos casarse solamente en el Señor. (2) Y por lo tanto los que profesan la verdadera religión reformada no deben casarse con los incrédulos, papistas u otros idólatras; ni deben los que son piadosos unirse en yugo desigual, casándose con los que notoriamente son perversos en sus vidas o que sostienen herejías detestables. (3)
1). Hebreos 13:4; 1 Timoteo 4:3; Génesis 24:57,58; 1 Corintios 7:36-38. 2). 1 Corintios 7:39.
3). Génesis 34:14; Exodo 34:16; Deut.7:3,4; 1 Reyes 11:4; Nehemías 13:25-27; Malaquías 2:11,12; 2 Corintios 6:14.
IV. El matrimonio no debe contraerse dentro de los grados de consanguinidad o afinidad prohibidos en la Palabra de Dios, (1) ni pueden tales matrimonios incestuosos legalizarse por ninguna ley de hombre, ni por el consentimiento de las partes, de tal manera que esas personas puedan vivir juntas como marido y mujer. (2)
1). Levítico 18; 1 Corintios 5:1; amós 2:7. 2). Marcos 6:18; Levítico 18:24-28
13.- LA IGLESIA
I. La iglesia católica o universal, que es invisible, se compone del número de los elegidos que han sido, son o serán reunidos en uno, bajo Cristo la cabeza de ella; y es la esposa, el cuerpo, la plenitud de Aquel que llena todo en todo. (1)
1). Efesios 1:10,22,23; 5:23,27,32; colosenses 1:18.
II. La iglesia visible, que también es católica o universal bajo el evangelio (no está limitada a una nación como anteriormente en el tiempo de la ley), se compone de todos aquellos que en todo el mundo profesan la religión verdadera, (1) juntamente con sus hijos, (2) y es el reino del Señor Jesucristo, (3) la casa y familia de Dios, (4) fuera de la cual no hay posibilidad ordinaria de salvación. (5)
1). 1 Corintios 1:2; 12:12,13; Salmos 2:8; Apocalipsis 7:9; Romanos 15:9-12.
2). 1 Corintios 7:14; Hechos 2:39; Ezequiel 16:20-21; Romanos 11:16; Génesis 3:15; 17:7.
3). Mateo 13:47; Isaías 9:7.
4). Efesios 2:19; 3:15.
5). Hechos 2:47.
III. A esta iglesia católica visible ha dado Cristo el ministerio, los oráculos y los sacramentos de Dios, para reunir y perfeccionar a los santos en esta vida y hasta el fin del mundo; y por su propia presencia y espíritu, de acuerdo con su promesa los hace eficientes para ello. (1)
1). 1 Corintios 12:28; Efesios 4:11-13; Isaías 59:21; Mateo 28:19,20.
IV. Esta iglesia católica ha sido más visible en unos tiempos que en otros. (1) Y las iglesias específicas que son parte de ella, son más puras o menos puras, de acuerdo como se enseñe y se abrace la doctrina del Evangelio, se administren los sacramentos y se celebre con mayor o menor pureza el culto público en ellas. (2)
1). Romanos 11:3,4; Apocalipsis 12:6,14. 2). 1 Corintios 5:6,7; Apocalipsis 2 y 3
V. Las más puras iglesias bajo el cielo están expuestas tanto a la impureza como al error, (1) y algunas han degenerado tanto que han llegado a ser, no iglesias de Cristo, sino sinagogas de Satanás. (2) Sin embargo, siempre habrá una iglesia en la tierra para adorar a Dios conforme a su voluntad. (3)
1). 1 Corintios 13:12; Mateo 13:24-30,47; Apocalipsis 2 y 3. 2). Apocalipsis 18:2; Romanos 11:18-22.
3). Mateo 16:18; 28:19-20; Salmos 72:17; 102:28.
VI. No hay otra cabeza de la Iglesia sino el Señor Jesucristo; (1) ni puede en ningún sentido el Papa de Roma ser cabeza de ella; ya que es aquel anticristo, aquel hombre de pecado, e hijo de perdición que se exalta en la Iglesia contra Cristo y contra todo lo que se llama Dios. (2)
1). Colosenses 1:18; Efesios 1:22. 2. Mateo 23:8-10; 2 Tesalonicenses 2:3,4,8,9; Ap.13:6
14.- LOS SACRAMENTOS
I. Los sacramentos son señales y sellos santos del pacto de gracia, (1) instituidos directamente por Dios, (2) para representar a Cristo y a sus beneficios y para confirmar nuestra participación en él, (3) y también para establecer una distinción visible entre aquellos que pertenecen a la iglesia y el resto del mundo, (4) y para obligarlos solamente al servicio de Dios en Cristo, conforme a Su Palabra. (5)
1). Romanos 4:11; Génesis 17:7,10. 2). Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23.
3). 1 Corintios 10:16; 11:25,26; Gálatas 3:27. 4). Romanos 15:8; Exodo 12:48; Génesis 34:14.
5). Romanos 6:3,4; 1 Corintios 10:16,21.
II. Hay en cada sacramento una relación espiritual o unión sacramental entre la señal y la cosa significada; de donde llega a suceder que los hombres y efectos del uno se atribuyen al otro. (1)
1). Génesis 17:10; Mateo 26:27,28; Tito 3:5.
III. La gracia que se manifiesta en los sacramentos o por ellos, mediante su uso correcto no se confiere por algún poder que hay en ellos; ni depende la eficacia de un sacramento de la piedad o intención del que lo administra, (1) sino de la obra del Espíritu, (2) y de la palabra de la institución; la cual contiene junto con un precepto que autoriza el uso del sacramento, una promesa de bendición para los que lo reciben dignamente. (3)
1). Romanos 2:28,29; 1 Pedro 3:21. 2). Mateo 3:11; 1 Corintios 12:13.
3). Mateo 26:27,28; 28:19,20.
IV. Sólo hay dos sacramentos instituidos por Cristo Nuestro Señor en el Evangelio; y son el Bautismo y la Cena del Señor; ninguno de los cuales debe ser administrado sino por un ministro de la palabra legalmente ordenado. (1)
1). Mateo 28:19; 1 Corintios 11:20,23; 4:1; Hebreos 5:4
13.1.-El Bautismo
I. El bautismo es una ordenanza del Nuevo Testamento instituida por Jesucristo, con el fin de ser para la persona bautizada una señal de su comunión con él en su muerte y resurrección, de estar injertado en él,(1) de la remisión de pecados (2) y de su entrega a Dios por medio de Jesucristo para vivir y andar en novedad de vida.(3)
1). Ro. 6:3-5; Col. 2:12; Gá. 3:27. 2). Mr. 1:4; Hch. 22:16.
3). Ro. 6:4.
II. Los que realmente profesan arrepentimiento para con Dios y fe en Nuestro Señor Jesucristo y obediencia a él son los únicos adecuados para recibir esta ordenanza.(1)
1). Mt. 3:1-12; 21:43; 28:19,20; Mr. 1:4-6; 16:15,16;Lc. 3:3-6; Jn. 1:12,13; 4:1,2; 1 Co. 1:13-17; Hch. 2:37-41; 8:12,13,36-38; 9:18; 10:47,48; 11:16; 15:9; 16:14,15,31-34; 18:8; 19:3-5; 22:16; Ro. 6:3,4; Gá. 3:27; Col. 2:12; 1 P. 3:21; Jer. 31:31-34; Fil. 3:3
III. El elemento exterior que debe usarse en esta ordenanza es el agua, en la cual ha de ser bautizada (1) la persona en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. (2)
1). Mt. 3:11; Hch. 8:36,38; 22:16. 2). Mt. 28:18-20.
IV. La inmersión de la persona en el agua es necesaria para la correcta administración de esta ordenanza. (1)
1). 2 R. 5:14; Sal. 69:2; Is. 21:4; Mr. 1:5,8-9; Jn. 3:23; Hch. 8:38; Ro. 6:4; Col. 2:12; Mr. 7:3,4; 10:38,39; Lc. 12:50; 1 Co. 10:1,2; Mt. 3:11; Hch. 1:5,8; 2:1-4,17.
13.2.- La Cena del Señor
I. La Cena del Señor Jesús fue instituida por él la misma noche que fue entregado,(1) para que se observara en sus iglesias (2) hasta el fin del mundo, (3) para el recuerdo perpetuo y para la manifestación del sacrificio de sí mismo en su muerte, (4) para confirmación de la fe de los creyentes en todos los beneficios de la misma, (5) para su alimentación espiritual y crecimiento en él, (6) para un mayor compromiso en todas las obligaciones que le deben a él, (7) y para ser un vínculo y una prenda de su comunión con él y entre ellos mutuamente. (8)
1). 1 Co. 11:23-26; Mt. 26:20-26; Mr. 14:17-22; Lc. 22:19-23. 2). Hch. 2:41,42; 20:7; 1 Co. 11:17-22,33,34
3). Mr. 14:24,25; Lc. 22:17-22; 1 Co. 11:24-26. 4). 1 Co. 11:24-26; Mt. 26:27,28; Lc. 22:19,20
5). Ro. 4:11. 6). Jn. 6:29,35,47-58
7). 1 Co. 11:25. 8). 1 Co. 10:16,17.
